¡Los vinos franceses son… griegos!
Viví Papanagiotou, Spyros Moskovou
Traducción: Alejandro Aguilar.
Nuevamente el helenista Paul Cartledge de la Universidad de Cambridge ha provocado discusiones con sus puntos de vista anti-convencionales. En su nuevo libro afirma ahora la descendencia helénica del vino francés.
Muchas cosas dejaron los antiguos griegos, la democracia y la poesía, la filosofía y la tragedia, la historia y la comedia, y muchas cosas más. Estos lejanos e impulsadores ancestros nuestros, para nosotros sus descendientes de resultados nulos, nos heredaron también el vino. No solamente preparaban el vino y lo bebían, sino que expandieron su espíritu por toda Europa. Claro, esto lo demuestra la investigación histórica de nuestros días, que un vino francés Côtes-du-Rhône se reduce a los conocimientos vinícolas y vitícolas de los antiguos griegos que en siglo VI antes de Cristo habían colonizado el sur de Francia. En un principio existió, pues, el vino griego y no el romano ni el etrusco, como se atrevieron a afirmar otros importantes historiadores. Lo correcto en algún lugar dentro de nosotros lo sabíamos, lo sentíamos, era cuestión de tiempo llegar al quod erat demonstrandum o mejor dicho al oper edei deiksai.
Los griegos en el Ródano
Paul Cartledge, profesor de cultura griega en la Universidad de Cambridge, en su nuevo libro, que se espera sea editado pronto con el título "Grecia Antigua: La historia de once ciudades", llega hasta las últimas demostraciones. Antes de su publicación, damos un atisbo a lo que dice acerca del vino. En resumen pues: los antiguos foceos llegaron a la desembocadura del Río Ródano y ahí fundaron Marsella (Massalía). El río después se transformó en ruta comercial, a través de la cual llegaron, a las mesas de las diversas tribus celtas, las ánforas con el mosto amasado, esta bebida primigenia. Y les gustó mucho. Los griegos para conservar su colonia en la desembocadura del Ródano tuvieron, de alguna forma, que tomar en cuenta en su plan también a los celtas de los alrededores, en Ligiria. Comenzaron entonces a casarse con mujeres de la región y así a través de los matrimonios mezclados comenzaron a pasar al otro lado también los saberes de la cotidianidad, por ejemplo, cómo puede alguien preparar vino. A partir de aquella época nos han sobrevivido muchas pruebas de esta producción helénica de vino. Rastros de vino etrusco no se han encontrado, pero elementos sobre la producción romana son muy recientes.
El curso de la historia
A partir de ahí, de la antigua Marsella a sus habitantes griegos, el vino comenzó, según el profesor Cartledge su irrefrenable rumbo y su toma por todo el mundo a través de los siglos. Y ahora que lo fácilmente intelectual se ha comprobado, ¿qué ganamos nosotros los griegos? ¿Nos volvemos más ricos o más pobres, nosotros que sufrimos en exportar nuestro vino actual, y que además en los mercados europeos creen que sabemos solamente hacer retsina y mavrodafni? ¿Y nos muestran los vinos franceses de excelencia? Algo no salió muy bien a lo largo de los siglos que corrieron de la fundación de Marsella hasta hoy, alguna nueva división del trabajo internacional habría ocurrido a nuestras espaldas, algunos osados encontraron la oportunidad y consolidaron en las consciencias el título "vino francés" por el hermoso vino seco de nuestros foceos, de nuestros abuelos y de nuestras abuelas en otros términos. ¡Algo no salió bien en el curso de la historia! ¡Afortunadamente existen historiadores distinguidos que revelan a los usurpadores!