Algunos poemas de Dimitrios I. Antoniou
Traducción: Alejandro Aguilar.
[Se pararon uno al lado del otro]
Se pararon uno al lado del otro,
criaturas de su Dios
y la costa extendían
en un abrazo, tierra sedienta
de su mente, sin fruto
y rocío amargado
en el momento en que amanecías, astro del amor,
una espada los separaba
y esa era el amor.
[El sueño casi muerte de la soledad]
El sueño casi muerte de la soledad
vuelve las imágenes sueños sedientos,
es el fondo los colores…
Regresa a la vida con músicas extrañas,
por eso no es muerte,
cambio de viento traído en un ciclo
da tiempo para que piense
cuando te pierdes por completo en los sueños,
despierrta; y visto de vestido nupcial de vida
las ramas de la preocupación invernal
con flores mágicas de primavera.
¡Sostienes la navaja de doble filo de la vida!
[¡Oh, dime si no crees en fantasmas todavía!]
¡Oh, dime si no crees en fantasmas todavía!
En caballos alados de lugares de cuentos,
en brujas con hierbas para la muerte y para el amor
y en la simple criatura humana que nos entregaron los tiempos;
sus cabellos eran el sol para nuestra torre oscura.
¡Pero qué digo! Tú no eres rubia y ahora
cuando te observo eres mi noche
así para decirte esta noche:
Aquí estoy como quisiste,
solo para existir contigo.
Mira esta mano, mantiene
su destino en la lucha,
cambia de lugar las montañas
y estrellas de juguete en tus manos pone…
Dos poemas sin título
1
Yo que amo las noches hasta el amanecer
me encontré en el desdoblar de otra noche
y tengo ya su imagen mirándola,
sólo faltan los pájaros, fantasmas,
pero recuerdo que se asustaron
y llegaron al puente alrededor de mí,
viajando de Tinos a Paros;
sus pequeñas voces asustadas escucho
volviendo a ver el color bronce que los petrificó
y mi blanca vestimenta cuando la pinté.
Mojado entre el amanecer miraba
en mi cotidianidad el fenómeno
cuando tú al mismo tiempo
en Sunio donde escribías
aquella luz en la oscuridad,
en sus imágenes
en recuerdo.
Esto fue el 19/6/35
entre las 5 y las 6:40 de la mañana. –
2
Florecí alrededor mío en el mar
flores-pájaros que vivieron
en el clima efímero de aquella noche.
Encontré los hilos cuando amanecía,
esos que daban vida a mis cisnes artesanales,
como nervios con la piel
en su existencia creativa.
Esta fabricación que negaste
con la luz del día
a sí misma
a mí mismo entonces cuando dirigía un barco
blanco también como los pájaros fantásticos
aquella noche en que me buscaste.