Todos somos griegos

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"Todos somos griegos"

 

Traducción: Alejandro Aguilar.

Autor: Nemesis

De Davlos 188, pp. 11443 – 11444, Junio de 1997.

 

Hay algunas veces en que salen a la luz artículos simples y comunes, los cuales se publican en medios de circulación masiva, para crearte una serie de pensamientos que te conducen al análisis y a problemas que no creerías nunca que podrían haber originado esta conjunción de pensamiento y profundización. Así, en la revista del periódico "Eleftherotypia" se publicó el 20 de abril de 1997 una entrevista de los miembros de un grupo musical popular extranjero con el título "Todos somos griegos". Debido a este extraño encabezado busqué el punto de su referencia dentro del texto.

 

Pregunta entonces un periodista griego: "Me imagino entonces que  lo último que querrías hacer es hablar con un periodista de un minúsculo país cuyo mercado no promete tantas cosas". Y la respuesta del "extranjero": "Pero Grecia es la cuna de la cultura. Sin ella nadie sabría cuál sería la evolución del hombre. Desde mi punto de vista, todos somos griegos".

 

¿Qué podríamos comentar primero aquí, la posición del periodista griego o la respuesta del cantante extranjero? Comencemos por el periodista. Primero que nada deberemos señalar que el tono de la pregunta esconde en sí una humildad esclavizada frente a una invasión extranjera masiva de "cultura" y hábitos, pero casi con seguridad, podemos decir que esconde también una posición desalentadora del periodista frente a lo griego, tanto que desde el título del artículo demuestra por sí mismo lo contrario. Muestra, sin embargo, al mismo tiempo, un complejo de inferioridad que intentamos desesperadamente desechar, mientras que nuestro otro yo se encuentra todavía sujeto muchas veces al servilismo del pasado.

 

Porque por décadas principalmente, desde la conformación de un mini-estado neo-helénico, intentan crearnos una naturaleza secundaria de subyugación y xenofilia al lado del pensamiento libre  griego, al lado del espíritu intelectual griego, con la esperanza de que, como la gangrena corroe lentamente, pero estable, el cuerpo sano, que todavía se sostiene en pie, de esta manera también esta alma griega será perturbada y caerá.

 

Sin embargo, frente a esta "fecundización artificial" de materia muerta e inerte sobre los tejidos griegos vivos, era ya de esperarse que fuera castigada su ofensa y lo absurdo, a través de las palabras y las acciones de personas, como el "extranjero" en nuestro caso, que en realidad es griego, aunque nunca haya dicho ninguna palabra griega. Habla su alma griega y su frase griega fatalmente le sigue. "Todos somos griegos". Cuánta verdad escondida en tres palabras.

 

Y en realidad nadie sabe a dónde sería conducido el mundo entero, si en algún momento de la historia humana, el hombre escapará con un vehículo, el pensamiento intelectual griego por los estereotipos teocráticos y de formas de poder de los modelos orientales de soberanía. Nadie sabe o mejor aún, no quisiera siquiera pensar, cómo viviríamos nosotros hoy, aislados del respiro avivante de libertad del pensamiento griego y de modo de vida. Y viene Livingtone emprendiendo una comparación atrevida cuando se refiere a una evolución hipotética de cultura, por un lado, y la existencia de la teocracia judía, por el otro. Quienes esperan con ansiedad los resultados de la comparación de las dos formas de consideración de la vida y del mundo y la hipotética evolución del mundo correspondientemente, significa que tienen todavía mucho que leer. Lo que es más fácil de entender se omite.

 

Por otro lado, sin embargo, en esta cuna de la cultura, como otros llaman a nuestro país, hasta hoy siguen existiendo, también en muchas ocasiones albergándose, los Pontífices contemporáneos del negativismo y del modelo oscurantista, que se profesionalizan. Embajadores de intereses extranjeros quieren hacernos sentir minoría, ya que intentamos cerrar de nuevo el eslabón de la cadena rota. Niegan que esta cultura saltó de tierras e intelectos helénicos y colocan la revolución cultural ahí donde no había nunca evidentemente una cultura de hombres libres, sino una subcultura de esclavos y vasallos. No ocupándose de Grecia y sus valores culturales ni de su nombre con su nulo interés, acuden a las más grandes destrucciones y a la humillación de nuestra cultura. Pesadillas, esclavos del poder y cerrados en el callejón sin salida de su vanidad, intentan justificar lo inútil de su presencia humana a través de movimientos convulsivos de exhibición y al mismo tiempo de impaciencia por los días que amanecen. Y saben bien que todos somos griegos, saben bien que el mundo es en realidad griego, bautizado en los valores helénicos.

 

Y saben aún mejor que este mundo no es suyo, sino que pertenece a los griegos de todos lados y de todos los tiempos. Y esta concientización determina su final.

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