Bella Thessaloniki

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Bella Thessaloniki

 

 

 

Traducción: Alejandro Aguilar

 

 

¡Oh, oh, oh, bella Thessaloniki!

¡Oh, oh, oh, extraño tus noches mágicas!

 

Eres la dicha de mi corazón

Thessaloniki bella y dulce

Aunque vivo en la encantadora Atenas

Para ti canto todas las noches.

 

Entre tus estrechas callejuelas

Viví los más dulces momentos,

He llevado serenatas ya miles de noches

A todos los corazones bohemios.

 

Siempre tú me tomas en tus brazos,

Siempre te recuerdo y me duele,

Y aunque ahora estoy un poco lejos de ti,

Con el tiempo, me encontraré cerca de ti.

 

¡Oh, oh, oh, bella Thessaloniki!

¡Oh, oh, oh, extraño tus noches mágicas!

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La alimentación mediterránea, «monumento» de herencia cultural

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La alimentación mediterránea, "monumento" de herencia cultural.

 

De "Tierra Griega, 23", 21 de enero de 2009.

Texto: Mixalis Boutsadakis

Traducción: Alejandro Aguilar

 

La Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo pide ahora a la Comisión Europea que sea reconocida la alimentación o comida mediterránea como "monumento" de la herencia cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.

 

En la última sesión del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, la Comisión de Agricultura solicitó saber de qué manera la Comisión Europea impulsará la iniciativa (en el anterior Parlamento de Ministros en Bruselas, la Comisión se había comprometido a apoyar esa candidatura, la cual será examinada durante el segundo semestre de 2009 por la comisión competente de la UNESCO).

 

Como ha referido en sus declaraciones del señor Glabakis, con cuya iniciativa se puso en cuestión a la Comisión, el significado de la herencia cultural inmaterial de la humanidad fue adoptada en la década de los 90, constituye una parte de la herencia mundial de la UNESCO y se caracteriza por conocimientos, técnicas y conocimientos artísticos como el baile, la música, diferentes formas de expresión y tradiciones, ceremonias y festejos que constituyen el principal indicio de un grupo o de una cultura. Partiendo de esta concepción, el señor Glabakis afirma que "la dieta mediterránea da a los pueblos mediterráneos una sensación de identidad común, sintiéndose asimismo orgullosos de las características peculiares de su manera de alimentación".

 

Es importante que en el último texto que expusieron los representantes permanentes de la UNESCO de parte de Grecia, Italia, España y Marruecos, fueron encarnadas propuestas por diferentes grupos y organismos privados, hecho que fortalece aún más la distinción de la riqueza y de la variedad de la comida mediterránea.

 

Como dice el señor Glabakis, el reconocimiento de la comida mediterránea como "monumento" de la herencia cultural inmaterial de la humanidad impulsará la alimentación sana y correcta de los niños, mientras que también propone un medio efectivo de impulso de los productos griegos del campo como el aceite de oliva, la fruta, las verduras, las legumbres y el vino, tronco de la alimentación mediterránea.

 

De acuerdo con datos que ha concentrado el Instituto Aristidis Daskalópoulos en su folleto informativo, la pirámide de la alimentación mediterránea se divide en tres niveles con base en la frecuencia de consumo de los alimentos que representa (en mensuales, semanales y de base diaria).

 

La pirámide tiene en su base los alimentos que deben consumirse diariamente y en cantidades importantes, mientras, contrariamente, en su cima se encuentran los alimentos que deben ser consumidos escasamente y en menores cantidades.

 

Sus principales características son que es rica en frutas, verduras y un poco en cereales procesados. Incluye el consumo diario de productos lácteos y el uso del aceite de oliva como grasa principal de la dieta. Además, incluye el consumo de pescados, aves y legumbres en una base semanal, mientras que se propone la moderación en el consumo de carne roja.

 

Objetivo primario de las instrucciones alimentarias que se basan en la dieta mediterránea es el cuidado y mantenimiento del peso de cada persona en niveles sanos. Para que el objetivo sea logrado con éxito deberán tomarse en cuenta tanto la variedad como la cantidad de consumo de los diferentes alimentos. En la pirámide se da énfasis en las frecuencias de consumo y no en las cantidades exactas en gramos. De esta manera, el número de las porciones que se registran en ella es indicativo y corresponde a una persona promedio. Las cantidades exactas de cada alimento dependen del peso, la altura, la edad, el sexo y el grado de actividad corporal de cada persona.

 

Para que una persona promedio controle si su peso se encuentra en niveles sanos, deberá su Indicador de Masa Corporal oscilar entre 18.5 – 25 km/m2. (Ese indicador es el cociente de nuestro peso corporal en quilos entre nuestra altura en metros cuadrados.

Por ejemplo, una persona de 80 kilos de peso y de 1,70 de altura, tiene un indicador de masa corporal de 27,7, y por consecuencia está fuera de los límites de salud de la dieta mediterránea).

 

Si su peso está en los márgenes de los límites superiores y quiere conservarlo, entonces deberá, la energía que adquiere por la alimentación diariamente igualarse con la energía que consume en actividad corporal. Sin embargo, si la persona tiene sobrepeso, deberá disminuir el número de porciones que consume diariamente, manteniendo de forma paralela la variedad en su alimentación.

Estractos de la obra poética de Dionysis Kapsalis

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Estractos de la obra poética de Dionysis Kapsalis

 

Traducción: Alejandro Aguilar

 

I.

 

Días lentos, y más lentos de octubre,

estos días que pasan; sobrevivo

después del amor, la poesía, el dolor,

con algunos rasguños solamente de una vida anterior.

Corren las horas en un mar de Señor,

mundos de papel se balancean, tripulo

viejos secretos escritos en otro tiempo,

algunas viejas celebraciones de taller,

 

y ahondo mi cuerpo entero dentro de mi. Otro

padre no vi que me quisiera cerca

que el llamado éter inaccesible;

 

y todo lo que sostuve paternal y maternalmente,

lo que hablaba y lo que calló masivamente,

queman en el sueño una representación de la muerte.

 

II.

 

Los serafines, los querubines, los pensamientos negros,

dentro de lo poco que duermo, se acomodan;

ponen ventanas de la noche, dan bondad

a las puertas cerradas – esperan visitas.

 

Aunque difiera con tanta fúnebre sabiduría,

creo artística y dócilmente en algún jarrón,

flores de genciana y reparo

calendarios, sentimientos y penachos.

 

Digo, se abrirá como telón mi sueño,

y estará de nuevo en juego mi propio yo,

se entregará precisamente y morirá;

 

y ese premio, barraca del miedo,

este teatro del mundo dicho,

con un respiro de calle mojada se hará viejo.

 

IV.

 

El cielo no tiene otras historias,

otra oscuridad, luz escondida que no se ha dicho,

otra alma que arruinarle para hilar

guerras, amores, treguas luminosas.

 

Sin embargo, esta noche que hubo teatro para irse,

extensión de púrpura para su reverencia,

me prende fuego la luz con laureles de lo inaccesible,

todo es vigente y una gloria lo envuelve.

 

Todo se eleva, otra vez cae, y anochece

en los tiempos del amor y de la muerte,

polvo y desperdicios, ruinas y alientos;

 

un niño pequeño en su envoltura

abre de nuevo un poco el mundo y lee

antes de dormir en una queja de luces.

 

VII.

 

Un sentimiento lento, también muere

algo que comenzó – no sé ya hace cuántos años;

y es temprano todavía; noches con rechinidos

vendrán muchas, y siempre la memoria cambiará de forma.

 

Es muy temprano, y la memoria que alinea

figuras borrosas del libro de los muertos,

se ensimisma, como en un giro de aguas,

con un sentimiento lento mientras anochece.

 

¿Y si es el contorno de la época triste,

y si es la casa en la lluvia que como cámara

reúne miedo, y si es el fondo de la culpa?

 

Encierro en mi mano una palma infantil,

y suavemente, durante el sueño del alma

me arrulla un río en voz baja.

 

IX.

 

Sé que vendrá y no estaré como estoy

para recibirlo con mi mejor abrigo;

ni inclinado en las páginas de algún tomo,

ahí donde me alzo para saber que yazco.

 

No rezaré en un universo que deslumbra,

no voy a preguntar descaradamente: ¿Dónde está tu aguijón?

padre no será para decirme, párate y vístete,

es tiempo de vivir, cariño, amanece.

 

Vendrá en el momento que mi luz se abruma,

que ruego con locura un poco de calma,

vendrá como una orden abrasadora que desata

 

términos de vida y la dicha enorme del mundo;

no juntará el cielo para lavarme,

no traerá perejil u hojas de menta.

 

X.

 

Muchos son los fragmentos y los hallazgos; los dolores

no tienen nada que decir sobre la herida;

alguna oscuridad tuya se habrá fracturado,

para que recuerdes semejante luz y que te levante.

 

Y antes de que las palabras de amor se vuelvan polvo,

que los silencios median desertores

en el cielo, que se refleja mucho,

y en el éter que completamente anochece.

 

Observas, y el espejo estrellado y sin palabras,

más allá de la noche, tan inmensamente presente,

te recibe ahondándose, y caes.

 

El invisible de los días adornados,

con la gravedad de la primera duda,

aquí apartado, allá en lo alto, paria.

 

XI.

 

Te escribo desde las ventanas cerradas,

yo quien festejé mucho con los de afuera;

y un fantasma del amor

que mandaste para jugar, ¿qué mundo representa?

 

Te escribo sabiendo, las palabras escasas,

con los párpados cerrados, con los ojos apagados – afuera

anochece sin autores; ¿de qué tengo la culpa?,

¿en ser un montón de carne afligida y huesos?

 

Descubro sobre mí la forma del cielo,

y en mi cuarto merodea algún dolor:

es mío, ¿o es acaso de otro?

 

Antes de dormir, te silabeo insistentemente,

Agnes, Nastia, Karénina, madame Arnous.

Nunca aprendí a vivir completamente solo.

 

XIV.

 

Este árbol y su alondra

algo profesan, desde hace tiempo, en un acuerdo;

pero aquí donde estoy sentado hace siglos, no espero

ningún mensaje de huida o de alguna pena.

 

Sé, no sirven a ningún gran desconocido,

ni son funcionarios de profetizar el hecho principal;

florecen entro lo mismo y lo extraño,

ahí donde el mundo tiene contacto con su luz.

 

Pero aquí en el árbol que da su sombra,

todo el tiempo, como paraíso, se extiende,

en una revocación extraña de muerte;

 

mar, susurros, laderas, aire, ramas,

reafirman, y, por fin, se encuentra

el melodista de antaño con su doncella.

 

 

Se volvió la pérdida, nuestra costumbre

 

Chupo el ácido de las grietas de tus labios e intento aliviar tu dolor,

los años que pasaron me dejaron sólo buscar mi respiración en tu propio cuerpo muerto.

 

Pido ayuda de manos achacosas que se estremecen en el amor y en el temor,

tomaste por error mi camino y buscas mi luz en estrellas apagadas.

 

Tu ausencia me agobia y no puedo acostumbrarme,

siento avanzar hacia adelante pero siempre llego atrás y esta verdad me mata.

 

Borro las huellas de nuestras mentiras, tropiezo en el silencio,

se volvió la pérdida, nuestra costumbre y el amor, un grito enfermo.

 

Esta canción no es para ti

 

Esta canción no es para ti,

habla de un pequeño duende,

habla de un tren con los frenos averiados

en un viaje sin regreso.

 

Esta canción no es para ti,

habla de aquellos que viven siempre como niños,

sobre personas que lo han perdido todo

y cuentan arrugas en celdas blancas.

 

Esta canción no es para ti,

habla de amigos de la infancia

que se quedaron como ceniza al lado de los carriles

como memorias perdidas de tiempos salvajes.

 

Esta canción no es para ti,

habla de sacrificios y cruces,

entendiste cosas que te son desconocidas,

esta canción no es para ti,

y para nadie.

 

 

La mujer que leía poemas

 

La mujer que leía poemas

se paraba cerca del fuego

y dos pájaros negros le traían mensajes

de un viejo amor: "nunca más".

 

La mujer que hablaba a las olas,

bailaba en una costa

un vals enfurecido con los cabellos sujetados

y avanzó hacia lo profundo.

 

La mujer que escavaba tumbas

y no tenía voz

miraba la muerte como un viejo amor

y susurraba con los ojos extintos

 

acerca de todo eso que vivimos, solos con los solos

compartiendo los dolores.

Acerca de las horas que lloramos, solos con los solos

compartiendo los dolores.

Domingo

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Domingo

Kostas Karyotakis

De Poemas y Narraciones, Hermes, 1972.

Traducción: Alejandro Aguilar.

 

 

El sol a lo más alto ascenderá

hoy que es domingo.

Sopla el aire y mueve

un almiar en aquella colina.

 

Pondrán lo de las fiestas, y todos

tendrán un corazón ligero:

mira a los niños en la calle,

fíjate en las flores en el huerto.

 

Ahora campanas que tocan,

son Dios en verdad.

Más allá, las nubes se desvanecen

y crece el cielo.

 

Deja al mundo en su dicha

y ven, mi alma, para que te cante,

como una cancioncita alegre,

una canción de la muerte.

Sueño

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Sueño

Kostas Karyotakis

De Poemas y Narraciones, Hermes, 1972.

Traducción: Alejandro Aguilar.

 

 

¿Se nos dará el don y la suerte

de ir a morir una noche

en la costa verde de la patria?

Dulcemente dormiremos como dulces niñitos. Y

sobre nosotros

irán por el cielo, las estrellas y las cosas terrenales.

Nos acariciará como un sueño la ola.

Y azul como una ola

nuestro sueño nos jalará a países que no son.

Amores serán en nuestro

cabello las brisas,

el respiro de las algas nos perfumará,

y debajo de nuestros grandes párpados,

sin arrugarnos, reiremos.

Las rosas se moverán de las vallas,

y vendrán a convertirse en nuestra almohada.

Para que hagan armonioso nuestro sueño,

dejaremos ruiseñores entrar a él.

Dulcemente dormiremos como dulces niñitos.

Y las niñas de nuestro pueblo,

salvajes, se pararán alrededor e inclinándose,

a escondidas, nos hablarán

sobre las cabañas de oro,

sobre el sol del domingo,

sobre las macetas todas blancas,

sobre nuestros buenos años que se van.

Nuestra mano sujetándola la señora,

y como si fuera tarde,

cerraremos los ojos,

nos contará – pálida – como un cuento

la amargura de la vida. Y la luna

bajará a nuestros pies, lámpara,

que cuando se apague dormiremos

en la verde playa de la patria.

Dulcemente dormiremos

como niños

que todo el día lloraron y se alejaron.

El poeta secreto

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El poeta secreto

Nikos Engonópoulos

De Poemas, Ícaro, 1977.

Traducción: Alejandro Aguilar.

 

 

la sombra del lago

se extendía dentro del cuarto

y debajo de cada silla

e incluso abajo de los libros

y dentro de las miradas oscuras

de las criaturas de yeso

se escuchaba como susurro

la canción de la orquesta secreta

del poeta muerto

 

y entonces entró la mujer que esperaba

hace tanto tiempo

completamente desnuda

vestida de blanco

bajo la luz de la luna

con sus cabellos sujetados

con algunas largas ramas verdes dentro de los ojos

que se ondearon ligeramente

como las promesas

de que no se entregaron nunca

a lejanas ciudades desconocidas

y a vacías

construcciones

en ruinas

 

y decía perderme yo también

como el poeta muerto

dentro de sus cabellos largos

con algunas flores

que abren

en la noche

y

cierran

en la mañana

con algunos pescados secos

que colgaron

en un lazo

alto

en donde se guarda el carbón

 

y así irme

lejos

del barullo

y del ruido

del campo de tiro

irme lejos

entre los vidrios

rotos

y vivir

eternamente

sobre el techo

teniendo sin embargo

siempre

en los ojos

las canciones secretas

de la orquesta muerta

del

poeta

El número plural

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El número plural

Kiki Dimoulá

De Poemas, Ícaro, 1998.

Traducción: Alejandro Aguilar.

 

 

El amor,

nombre sustantivo,

muy sustancial,

de número singular,

de género ni femenino ni masculino,

de género indefendible.

Número plural,

los amores indefendibles.

 

El miedo,

nombre sustantivo,

al principio, singular,

y después, plural:

los miedos.

Los miedos

por todo, sucesivamente.

 

La memoria,

nombre principal de las aflicciones,

de número singular,

sólo de número singular

e indeclinable.

La memoria, la memoria, la memoria.

 

La noche,

nombre sustantivo,

de género femenino,

número singular.

Número plural,

las noches, sucesivamente.