Alexandros Grigorópoulos: Muerto por nada

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Alexandros Grigorópoulos

Muerto por nada

Kostas Papaxlimintzos

Fuente: e-tipos.com

Traducción: Alejandro Aguilar

 

Tal vez haya conseguido ver las placas con los nombres de las calles alrededor. Mesolongiou y Tzabella – del famoso caudillo de los Suliotas. Las dos salidas históricas de los Griegos revolucionarios. Y repentinamente se fue. No heróicamente. Injustamente. De súbito. Sin justificación.

 

Alexandros Grigorópoulos no era una persona "del montón", como acostumbramos llamar, o un "conocido desconocido", como escribió en su página la CNN. Era un adolescente de 15 años, estudiante de primero de preparatoria, con relativamente buen desempeño en las clases. Habitante de Palió Psixikó, hijo segundo de una familia acomodada, estudió desde primero de primaria hasta tercero de secundaria en la escuela Moraiti, mientras desde septiembre pasado estudiaba en la escuela privada "Othisi", en Stamata Attikis. Hablamos con sus compañeros. Un enorme "por qué" colgaba de sus labios. No podían creer que el niño risueño, el siempre amigable, sociable y bien dispuesto Alexandros, no estaba más con ellos. Tampoco podían entender el "cómo" y el "por qué" de su muerte.

 

"Siempre se sentaba y escuchaba los problemas de los otros y tenía su propia y única manera de ponerte de humor, aunque fueras un pesado", nos confesó una amiga suya. "Un chavo de corazón enorme", como dijo. Inclinado por algún equipo de la izquierda o de la anarquía no estaba. "Simplemente le gustaba de vez en cuando ir a alguna manifestación o marcha", afirman sus compañeros.

 

Fiel fanático del Panathinaikós, pero enamorado del futbol, jugaba en campos 5X5 con sus amigos en cada oportunidad que se presentaba. Y ahí no se limitaba solamente su gusto por el deporte. El ski en las montañas de Grecia y del extranjero se encontraba cada invierno en sus planes, mientras encontraba tiempo también para su favorito, el skateboard, en las plazas de Kifisiá y de Psixikó. En sus pasatiempos se encontraba también la música, ya que había creado junto con sus amigos un grupo musical amateur, donde él mismo tocaba la guitarra.

"Yo un día seré famoso. Todos sabrán mi nombre. Vas a verlo…". Un presentimiento que se confirmó de la manera más trágica, se esconde detrás de sus últimas charlas. "Yo no estoy seguro que seré. Sólo sé que seré famoso…", dice Ana, amiga del adolescente injustamente muerto. "Tenía muchos intereses y combinaba diferentes características: Hacía bromas, era de un corazón abierto, pero también una persona que se abría fácilmente a cada quien. Le gustaba la música tranquila de Alkinou Ioannidis, y al mismo tiempo los ritmos fuertes de los Sex Pistols. Tenía muchos conocidos, pero sólo 2 o 3 eran sus colegas, a los cuales confiaba todos sus secretos", refiere Paulina, de 15 años. "Alexandros nunca se metía en pleitos. Es injusto que muriera como un maleante…"

En Francia, hace dos años, miles de personas marcharon en silencio en las calles del suburbio parisino Klisi-su-Bua para honrar la memoria de Buna Traoré y de Zied Bená, dos menores de edad que habían perdido la vida en el otoño de 2005 por una electrocución. Se habían refugiado en una subestación de energía eléctrica para escaparse, de acuerdo con testimonios, del asalto de unos policías. En las camisetas de la mayoría de los manifestantes había sido escrita una frase "Muertos por nada".

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