Los griegos se felicitan por todo: el primer día de la semana se desean una buena semana o buen mes. A una mujer embarazada se le desea un buena parto y a los nuevos padres que el bebé viva muchos años. Después de un nacimiento, la madre y el bebé no podrán salir de casa hasta pasados cuarenta días. Pasado este plazo, irán a la iglesia y se les permitirá reintegrarse en la sociedad. Omnipresente, la religión marca el ritmo de la vida cotidiana de mil y una maneras que quizá tengas la ocasión de observar. El comercio está bien protegido: antes de que una tienda abra las puertas, los dueños le pedirán al padre que la bendiga. En cuanto a éstos, únicamente su indumentaria y su sombrero los distinguen visualmente, ya que llevan una vida muy parecida a cualquier otro. Por otra parte, la superstición más arraigada en todas las capas sociales es el terror al mal de ojo. Para protegerse, la gente utiliza un colgante de cristal con un ojo rodeado de azul cobalto o turquesa. Si te fijas, los verás por todas partes.