Apreciaciones.
Ἐκτιμήσεις.
Katerina Kokkinaki nos muestra en sus pinturas la cotidianidad de los objetos, vinculados a una naturaleza “casi muerta” de colores vivos, que exploran la geometría, lo turbio de las líneas curvas y los laberintos cíclicos o circulares, que no son más que el ciclo de la vida.
Kokkinaki, también, se sirve de la herramienta discursiva para rastrear el juego de las imágenes, fotografías, despertando, primero, la atención, y, luego, la imaginación de quien observa el objeto, exaltándolo y enfatizando su existencia a través de los colores brillantes.
La sencillez con que Kokkinaki nos presenta el existir de las cosas se transforma en algo formidable en el momento en que las apreciamos.
Georgianna Kralli es una escultora preocupada por la recuperación de las artes antiguas, y es por ello que en sus obras encontraremos máscaras corroídas por un aparente tiempo milenario, es decir, lleva a cabo la simulación de las formas artísticas, no del hombre, sino del tiempo; sin embargo, estas máscaras representan la hipocresía del ser humano en su actuar constante, dejando entrever su artificialidad, dada por las situaciones socio-políticas y culturales críticas actuales.
El tema común entre las esculturas de Kralli es la relación entre individuo y sociedad, pero también como relación aparece la del individuo y lo divino, que marca la escisión y el deslinde actual, preocupación romántica, entre el hombre y su entorno.